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"El Comando Basura"

El PMBOOK en su forma de definir un “proyecto” indica:
“Es un esfuerzo temporal que se lleva a cabo para crear un producto, servicio o resultado único”.

San Miguel,  9 de Nov. 1979

Había transcurrido ya 5 noches que el recolector de basura no se asomaba,  la Av. La Paz se llenaba de autobuses que mecánicamente iban deteniéndose esquina tras esquina dejando a las personas que uno a uno iban desapareciendo sin dejar rastros, pero el “basurero” con su andar lento no paso tampoco aquella noche. En el pasaje Lourdes los vecinos buscaban la manera de deshacerse de la indeseada “bolsa negra”,  el “loco del triciclo”, estaba cobrando mucho por el servicio y no podía abastecerse tampoco, algunos de ellos volvían a guardarlas para la noche siguiente con la esperanza de que el camión haga su ingreso triunfal;  una noche mientras arrojaba mi “bolsa negra” por la costa Nera vi que el “loco del triciclo” hacía lo mismo, por lo que se me ocurrió una idea que junto a la pandilla podíamos realizar, así nació el “comando basura”.



El plan se explicó a los muchachos del pasaje, Pocho, Cotin, Cabezón, Lato y yo nos uniríamos al proyecto de recojo de basura y cobraríamos un Sol por cada bolsa que recogiéramos, el proyecto consistía en juntar todas las bolsas en el cruce del pasaje Fátima y Lourdes, luego entre todos lo llevaríamos a la esquina entre la Av La Paz y Huancas y uno a uno cruzaríamos la avenida, bordearíamos “Maranguita”  llegando a la Av. Costa Nera, el cual cruzaríamos, dejando las bolsas al borde del acantilado, con lo cual terminaríamos nuestro trabajo y disfrutaríamos con las ganancias acumuladas, pero antes deberíamos persuadir al “loco del triciclo” o antes “atacar” a sus clientes con una nueva oferta. Así sería.
El “loco del triciclo”, había hecho su aparición, con las ruedas casi desinfladas, cadena bulliciosa y su campanita de ruido agudo característico que ponían a los vecinos a la expectativa, tuvimos que decidir por quien ir, nos miramos todos y decidimos “atacar” a los clientes, que salía desesperados hasta la avenida ya que el triciclo no podía ingresar en los pasajes tan angostos debido a que en medio la empresa  Electrolima había decidido poner su postes de luz, rápidamente nos acercábamos al “vecino-cliente” que corría, fue entonces que apareció la magia del cabezón: ¡ Vecino no corra!, ¡hoy está de suerte déjennos llevarle la bolsa!, antes de que el vecino diera las gracias, el cabezón concluyó… “por la insuperable suma de un Sol”!, dijo el cabezón, - todos nos miramos por la forma de como nuestro colaborador había encarado o “pescado” al vecino-cliente -  pensamos que debía tener más ideas en esa cabezota y así prosiguió: vecino en esta oportunidad nos presentamos ante usted para decirle que sus días de botar la basura han acabado, se olvidará de correr con riesgo de tropezar y caer, y lo que es peor aún, bañarse en medio de esa basura inmunda y eso claro se vería muy mal, imagínate que diría nuestra vecina “Rosita” que le gusta los jóvenes aseados y muy bien presentados”; el vecino se detuvo, dirigió la mirada hacia la ventana de la casa de “rosita”, lo perdimos por un momento, tal vez recordaría la cita que le negó, o el beso inconcluso; de pronto, volvió su mirada hacia nosotros y como tenía ya los dos Soles del “loco de triciclo” decidió sin miramientos dejarnos las bolsas, no sin antes entregarnos el Sol; el cabezón sorprendió nuevamente: “vecino pase la voz”, el “comando basura” entra en acción!!, fue nuestro lema.
Pocho, Cotín y Lato se encargarían del trabajo pesado, el cabezón “floreaba” y yo me encargaba de la organización, saber dónde dejar la basura sin que lo viera el “loco del triciclo” no era trabajo sencillo, por la mañana había hablado con Raulito, quien vivía en la esquina del pasaje, su jardín tenía árboles de plátanos y juntos formaban una pequeña cueva, antes era escondite de los amoríos de lo “más grandes” pero esta noche se había convertido en almacén provisional, por el servicio Raulito se hacía acreedor a un fin de semana dándole a la pelota con nuestra pandilla y eso, claro, era lo que más deseaban los niños del barrio, unirse a la pandilla más popular que hoy habría un nuevo proyecto: el “comando basura”




Había logrado juntar “nueve Soles” aquella noche, pero el trabajo aún no estaba completo, ahora con mi apoyo llevaríamos las “bolsas negras” al malecón, al llegar no me había percatado que a esa hora pululaban la tribu de los “droguis” y los “descalzos”, al cual apodé como “los desorbitados” gente que iban a buscar “algo nuevo” en el basural, los rostros que veíamos hacia correr a cualquiera en su sano juicio, sin embargo tomados de valor dejamos las bolsas ante la mirada atenta de los “desorbitados”, no paso mucho tiempo cuando uno de ellos nos pidió dinero por utilizar el espacio, por mi frente sentía una enorme gota de sudor que brincaba una vez llegaba a mi nariz…, fue un momento tenso, pero no dejaría los nueve Soles recolectados, los muchachos se volvieron hacia mí, esperando que saliera en su defensa…un silencio… y rompí con un: !no tenemos ni un Sol! -  grite a todo pulmón. y si no quieren estas bolsas que pueden tener tesoros escondidos no nos queda otra cosa que arrojarlos al mar; - les dije – y acercándome tembloroso al acantilado pude ver por momentos como abajo la espuma de las aguas chocaban con el “fin de la tierra”;… ¡está bien! Nos gritó uno de los desorbitados”, no le cobraremos nada pero déjenlo por este lado, indicándonos un lugar despejado, culmino diciendo: ¡y váyanse de aquí antes de que cambie de opinión!. Nos faltó “patitas” para correr pero cuando llegamos nuevamente a la vereda me volví hacia ellos y les dije que podría traerles más bolsas, si es que desean y que solo queríamos protección a cambio, y así fue.
Nuestro proyecto de recolección de basura había partido por la necesidad de los vecinos que se convirtieron en nuestros clientes, se aplicó  estrategias de marketing sin saberlo, se coordinó con un proveedor para disponer de un almacén temporal, si dispuso de recursos para la ejecución operativa del mismo, se estudió el recorrido, pero no de noche, fue nuestro erros, tuvimos ganancias por el servicio, no se pagó impuestos es verdad, pero casi los “desorbitados” no las cobran, tuvimos lecciones aprendidas y lo mejor de todo fue que nos divertimos.
Al recorrer nuestras vidas lo hacemos inconscientemente con pequeños “proyectos” personales sin darnos cuenta, así; juntar dinero en el “chanchito”, entrenar para el partido del domingo en el barrio, ponerse guapo para conquistar a una chica, prepararnos para ingresar a la universidad, etc., no dejan de ser proyectos que por más de ser temporal nos dejan enseñanzas únicas que se pierden con el tiempo, sin saber valorarlo quedándose solo como recuerdos.

Que proyectos te vienen a la mente?


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